El duelo es una situación normal ante la pérdida de alguien o algo muy querido y deseado por nosotros que ocasiona un gran sufrimiento. No se trata de un estado patológico. Es una reacción normal producida por la pérdida. Supone un proceso de aceptación de la pérdida que requiere experimentar emociones negativas, recolocar emocionalmente el objeto de la pérdida y ser capaces de continuar con nuestra vida.
Cuando las personas no son capaces de conseguir esas metas, o los síntomas tienen una intensidad demasiado elevada, se produce un duelo complejo o complicado, que afecta a la vida personal, familiar, social y/ o laboral de la persona. En estos casos se requiere intervención psicoterapéutica.
El Trastorno de duelo complicado o persistente se diagnostica solo si han transcurrido al menos doce meses desde que se produjo la pérdida.
Desde la muerte, al menos uno de los siguientes síntomas está presente en la mayor parte de los días y persiste durante 12 meses en el caso de los adultos en duelo y 6 meses para niños en duelo:
- Anhelo/añoranza persistente del fallecido. En niños pequeños, la añoranza puede expresarse mediante el juego y el comportamiento, incluyendo comportamientos que reflejan la separación y también el reencuentro con un cuidador u otra figura de apego.
- Pena y malestar emocional intensos en respuesta a la muerte.
- Preocupación en relación al fallecido.
- Preocupación acerca de las circunstancias de la muerte. En los niños, esta preocupación con el fallecido puede expresarse a través de los contenidos del juego y del comportamiento, y puede extenderse a una preocupación por la posible muerte de otras personas cercanas.
Desde la muerte, al menos 6 de los síntomas siguientes están presentes la mayor parte del tiempo y persisten durante al menos 12 meses en el caso de adultos en duelo y 6 meses para niños en duelo:
Malestar reactivo a la muerte
- Importante dificultad para aceptar la muerte.
- Experimentar incredulidad o anestesia emocional en relación a la pérdida.
- Dificultades para rememorar de manera positiva al fallecido
- Amargura o rabia en relación a la pérdida
- Valoraciones desadaptativas acerca de uno mismo en relación al fallecido o a su muerte (por ejemplo culparse a uno mismo)
- Evitación excesiva de los recuerdos de la pérdida (por ejemplo evitación de las personas, lugares o situaciones asociados con el fallecido)
Alteración social/ de la identidad
- Deseos de morir para poder estar con el fallecido
- Dificultad para confiar en otras personas desde el fallecimiento
- Sentimientos de soledad o desapego de otros individuos desde la muerte
- Sentir que la vida no tiene sentido o está vacía sin el fallecido, o creer que uno no puede funcionar sin el fallecido
- Confusión acerca del papel de uno en la vida, o una disminución del sentimiento de identidad propia (por ejemplo sentir que una parte de uno mismo murió con el fallecido)
- Dificultad o reticencia a mantener intereses (amistades, actividades) o hacer planes de futuro desde la pérdida.
Algunas personas con duelo complejo o complicado presentan alucinaciones del fallecido (auditivas o visuales), en las que de manera temporal perciben la presencia del difunto. También pueden sufrir diferentes quejas somáticas